viernes, 2 de agosto de 2013

Capitulo 8

– ¡No seas ridículo! –exclamó intentando sonar
convincente y ofendida–. ¡Jamás pensé que
vinieras a buscarme! Me sorprende hasta que te acuerdes de cómo me llamo.
–Eres mi mujer.
–Sí, pero eso yo no lo sabía... Había olvidado todo aquello... –cada vez le costaba más hilar las palabras, y no era porque estuviera confundida, sino por el modo en el que Pedro la miraba. Y la manera inexplicable en la que estaba reaccionando su cuerpo, como si hubiera viajado en el tiempo y volviera a ser la chiquilla de hacía cuatro años.
–Bueno, pero ahora que ves que estoy aquí, dime, ¿ha habido otros hombres?
Paula se había quedado sin habla y, para su
propio asombro, se dio cuenta de que estaba
negando con la cabeza, era como si su cuerpo
hubiera decido contestarle muy a su pesar.
También sus manos empezaron a moverse
desoyendo las órdenes de su cerebro. Necesitaba tocarlo, sentir el contacto de su piel. Tenía los labios entreabiertos mientras su mano temblorosa
acariciaba aquel rostro recién afeitado.
Pedro hizo un esfuerzo por recordar que estaba prometido, pero el deseo que sentía por Paula era mucho mayor que cualquier pensamiento sensato.
– ¿Qué crees que pasaría si recordáramos los
viejos tiempos? ¿Cómo crees que sería? Podríamos comprobar si de verdad fue tan estupendo estar juntos... –oyó su propia voz diciendo cosas que su cabeza debería haber censurado.
Le agarró la mano y acarició suavemente los dedos y luego la palma. En su pensamiento no había ni rastro de Lucia, ni de la conveniencia de aquella unión carente de amor, nada era lo
bastante fuerte para luchar contra lo que estaba sintiendo por Paula.
Le besó la muñeca y notó el escalofrío que la hizo estremecerse visiblemente, aquella respuesta hizo que se intensificara aún más la necesidad de consumar el deseo que ya se había apoderado de él.
–Esto es una locura... –susurró ella consciente de que lo que estaban haciendo era descabellado, pero al mismo tiempo acababa de caer en la cuenta de algo que había estado negando durante años. Nunca había llegado a olvidar a aquel hombre. ¿Por qué si no no había habido ningún hombre que la atrajera lo más mínimo? ¿Por qué había podido salir con ellos pero nunca había sentido el deseo de que ninguno de ellos la
tocara? Y sin embargo con Pedro, después de solo dos horas con él, se moría de ganas de que sus cuerpos se unieran al máximo–. Debería irme a casa... –dijo con inquietud pero sin poder apartar los ojos de los de él, ni separar la mano de la suya–. Puedes llamarme... para... para lo del divorcio... Firmaré lo que sea necesario...
La miró con la total seguridad de que ambos
estaban sintiendo lo mismo. En ese mismo
instante en el que debían estar firmando algo que solucionara aquella caótica situación, estaban dejándose llevar por un destino que ninguno podía controlar.
– ¿Quieres irte a casa sola? ¿Por qué no me dejas que te acompañe?
– ¡No! –respondió arrastrada por el pánico. Si la
acompañaba a casa vería a William y entonces ya no sabría qué demonios hacer. Tenía que
protegerlo, pero...
–Pau..., tengo una habitación aquí...
– ¡No digas nada más!
– ¿Por qué no? Estás temblando... ¿Es por mí?
La voz de Pedro también sonaba entrecortada y aquello hizo que cayeran las últimas barreras de Paula que, con un suave gemido, se acercó a él y se lanzó a un precipicio que sabía que no le traería nada bueno...

2 Capitulos.. Que los disfruten.
COMENTEN
@LETIPAULITER
Gracias. =)

3 comentarios:

  1. muy buenos me encantaron muy buena la nove @robel16

    ResponderBorrar
  2. me encantaron los cap, volve pronto a subir

    ResponderBorrar
  3. Noooooo q maldad cortar justo ahi!!! Espero el prox!

    ResponderBorrar