martes, 6 de agosto de 2013

Capitulo 11

Pedro y Lucia se encontraron en el restaurante del hotel a la hora del desayuno. Ella seguía hecha una furia, parecía que las horas de sueño no habían servido de nada, aunque Pedro tuvo que admitir que no sentía la más mínima compasión o comprensión por ella. Seguramente lo único que le
molestaba era que alguien se hubiera atrevido a cambiarle los planes.
El problema era que lo que estaba a punto de
decirle no iba a hacer más que empeorar las
cosas. Por muy buen trato que le hubiera parecido aquel matrimonio, lo cierto era que eso no era lo que deseaba; lo que le sorprendía era que alguna
vez hubiera pensado en participar en algo así,
algo tan alejado de la pasión, del amor, que eran los ingredientes esenciales de cualquier
matrimonio.
– Lucia.. –la interrumpió de repente–, esto no
puede funcionar.
–Tienes razón, cariño –se inclinó hacia él poniendo en marcha todos los mecanismos de seducción que conocía–. Sé que me he comportado de un modo un poco extraño, así que olvidémoslo y dejémonos
de explicaciones. ¿Por qué no hacemos algo
divertido? –le dijo con mirada provocadora–.
Podríamos ir a elegir el anillo de boda...
–Me parece que no has entendido nada.
A juzgar por la expresión de su cara, esa vez sí se dio cuenta de lo que estaba tratando de decirle.
–Mira, lo nuestro se ha acabado. Yo no te quiero y tú a mí tampoco.
Pero claro, no podía resultar tan sencillo, era
imposible que alguien como Lucia aceptara una
derrota de buen grado, en lugar de eso, lo que
hizo fue seguirlo hasta su habitación.
– ¿Se puede saber qué te ha pasado? –le preguntó con un mirada que podría haber helado el infierno, mientras él solo deseaba que desapareciera de su vista, no quería seguir
perdiendo el tiempo con ella. Tenía cosas mucho más importantes que hacer, como llamar a Paula y darle una explicación convincente. Paula... sentía
una especie de dulzura solo con pensar en ella.
–No me ha pasado nada –mintió sin el menor
remordimiento, eso sí, se justificó ante sí mismo diciéndose que lo hacía solo para ahorrarle el sufrimiento. Luego pensó que allí no había riesgo de romperle el corazón a nadie, porque Lucia no
estaba enamorada de él, ni siquiera creía que
pudiera estarlo de nadie–. Escucha, vine aquí
porque necesitaba pensar. Tenía que encontrar un lugar donde nadie me conociera. Ahora voy a darme un baño –la informó fríamente–. Me gustaría que no estuvieras aquí cuando salga.
Creo que ya nos hemos dicho todo lo que
teníamos que decirnos.
– ¿Y qué se supone que debo hacer yo ahora?
¿Decírselo a todo el mundo? ¿A mis padres, a mis amigos...? ¿Cómo voy a decirles que me has abandonado?
Pedro se limitó a dar media vuelta y alejarse de ella.
–Esto no va a quedar así –amenazó antes de salir de la habitación cerrando con un portazo.
En cuanto salió por la puerta, se olvidó de Lucia.
Lo único que le preocupaba era localizar a su Paula y hablar tranquilamente con ella. Esperaría hasta que hubiera vuelto del trabajo e iría a su casa para convencerla de que lo escuchara una vez más, y daba igual que para ello tuviera que olvidarse de su orgullo.

Lo prometido es deuda!
Ya quedan los ultimos capituloos!!
Comenteen! Graciasss
Besotes!
@letipauliter

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